1) ...Habíamos ido a pescar, pero fue entrar en la ruta 104 y arrancar a llover a cantaros,
El pesquero al que a Papá le gustaba ir, era un campo en las costas del arroyo Medellín, (ahora es un campo de polo) el dueño no dejaba entrar a nadie, pero papá siempre tenía la sellada. En este caso un permiso firmado de puño y letra por el dueño. Obtenido después de dos o tres versos y unos vasos de vino.
Pero a pesar de que había llovido una media hora había sido tan intenso que al llegar nos encontramos con el puente inundado, no se podia cruzar y además el campo también estaba anegado y teníamos que caminar
unas cuantas cuadras.
Con bronca papá y con desilusión nosotros, teníamos que volver.
Pero cuando ya veníamos en la 104, a mitad de camino, de pronto escampó la lluvia y abrió sol.
Más frustración todavía porque con el campo inundado no podíamos volver.
Pero el más desilusionado, al fin y al cabo era papá y entonces como de la galera de un Mago, nos cambió nuestras caras de desilusión.
Paró el Ford A que había sido de mi abuelo Jacinto (Torres para más datos), cruzó la carretera hasta unas casas, habló con un hombre, (que sería el dueño). Volvió al auto, y nos hizo bajar y agarró las cañas.
Resultó que frente a esa casa, en un campo propiedad del hombre con el que había hablado, al otro lado de la ruta, apenas a unos 20 metros a no más de veinte metros, había una charca (más chica que una piscina), pero la intuicion de papá había acertado y la harca estaba llena de Piabas, Cabeza Amarga y Dientudos.
Nos acomodó las cañas, cambió los anzuelos y...
Durante un par de horas, nos hicimos el festín....
y él, junto a nosotros caña en mano, disfrutó de aquella pesca ....bien de gurí ".....
Bien de él...
Porque así era.
Porque así es...
OTRA
Unos años después...
2) ..." Veníamos de Montevideo, a la altura de las "Las Flores", y ya se empezaba a ver el imponente Cerro Pan de Azúcar y a su lado (no se si se han fijado) más cerca de la ruta, hay un cerrito chico, común y corriente.
Papá me dice de pronto, -sabes....este cerro de aquí es más grande que el Pan de Azúcar...
Y yo que nó. Y el que sí. Y de pronto, por un momento, cuando íbamos pasando junto a él, Papá me preguntó...¿vés al Pan de Azúcar? y no se veía.
-No, dije.
Y él de inmediato declaró, Si el cerrito este no te dejo ver al Pan de Azúcar, es más grande.....no....?
-quedé callado, pensando...y él con su tonito especial para esas ocasiones. Dice...
-¿ o será según donde te pares ?".......
3) ...." Veníamos de Montevideo, un Viernes de tardecita, yo estrenando auto nuevo (no 0k) y sin libreta de conducir, a mi lado Rosario y atrás, pero asomándose entre ambos, Papá. De repente, entrando a Pan de Azúcar, la Caminera, Papá de inmediato sacó su libreta de conducir del bolsillo y quería encarar con eso a los milicos.
De que podía servir que el que venía en el asiento de atrás pudiera manejar, lo terminó aceptando, pasado todo y seguido el camino,... le costó, pero lo terminó aceptando. Con su argumento no íbamos a evitar el lío, sin embargo yo simpáticamente, me baje del auto, franco y entregado:
- la libreta? sí, pero tengo que buscarla. (traíamos una carga bárbara en la valija y en el asiento de atrás).
-Tengo que buscarla porque ..¡¡¡vió!!!....estamos estrenando auto, vamos con el Viejo para San Carlos.
- Y yo la tengo, ...la tengo que encontrar...
--el policía de pronto me dice "deje hombre" siga adelante y buen viaje".
Papá tuvo que aceptar la salida que le había encontrado, más aún cuando le contamos que al volver el Lunes rumbo a Montevideo, en el mismo lugar...la Caminera parando.... y ...cuando me tocaba a mi, resulta que era el mismo milico (respetuosamente) y al verme me dijo....un milagroso...siga, siga...."
4) " nosotros vivíamos en Montevideo, Papá llegó como todos los Viernes, iba con la plata y la decisión de comprarle a Mamá la televisión color, Mamá la quería como la nuestra porque decía que tenía muy lindos colores.
- ¿me acompañas?-
-te acompaño-
...para qué. Caminamos cuadras y cuadras, entramos a docenas de comercios, pero eso sería largo de contar.
Terminamos en una casa de electrodomésticos en Ejido y Uruguay, en la esquina.
Televisor como el que buscábamos había, el precio no estaba mal. Pero, me olvidaba de algo, Papá tenía la plata en el bolsillo y en su dignidad de consumidor, en su orgullo de comprador, algo lo instaba al regateo.
- Pero. La plata está acá- le decía al vendedor.
Y el vendedor revolvía números y le sacaba un poquito.
- Pero. Es el último precio.
-Papá ponía gesto de duda, se apartaba y me hablaba, susurrando, de cualquier cosa. Miraba al vendedor, le hacía un gesto negativo y enfilábamos hacia la puerta.
Lo hicimos como tres veces, y cada vez consiguió un pesito más de rebaja.
No sé con qué salió más contento, si con que le había comprado la televisión a Mamá o que le había dado una paliza al vendedor"
5) ..." habían vuelto a buscar a Carlos, se les escapó y no lo hallaban.
Yo pasaba todos los días con él y además en su casa estaban todos mis discos. Se hicieron el festín, me arrasaron con un montón de discos, todos los de Horacio Guarany por ejemplo, pero, en su grado de ineptitud dejaron (seguramente creyendolo de religión) al disco de Quilapayún "Cantata de Santa María de Iquique" , una historia de una matanza de obreros del salar chileno.
Papá descubrió o le avisaron, que sobre el techo de una edificación frente a nuestra casa, había una persona vigilando. Yo vivía con ellos, mi compañera, mi hijo, mis padres y mis hermanos. Mi hermano no sé si a esa altura no tenía yá, alguna cosa que esconder. Yo estuve de quemazón en el fondo y Papá luchaba con la indecisión de que hacer con un revólver que había traído del Chuy mucho tiempo antes, o tirarlo en el aljibe viejo que tenía la casa o salir con él y llevarlo para algún lado.
No recuerdo que terminó haciendo.
Si recordaré siempre, que no hubo de su parte, ni una sola palabra de queja o reproche por estar ante esa situación, por mis opciones "....
Así era el Viejo.
Víctor
P.D. : Ya he contado otras anécdotas (que ahora no encuentro) como el día en que en el Pelotaris le gané una partida de dominó...frente a sus amigos.
O cuando en un baile de la Unión, luego de semanas de ensayos con Rosario, logramos ganarles a mis viejos en el baile de tango.
Pero lo que más me importa es pedirle a muchos Amigos que no sean haraganes y a su manera (en todo caso los ayudo revisando) hagan su aporte pues los sé poseedores de riquísimas anécdotas vividas con Papá.
Los invito a que me acompañen en otros recuerdos:
"Hemos Vencido"