viernes, 7 de noviembre de 2008

La Sociedad Unión - Segundo hogar de muchos

La Sociedad Unión - Segundo hogar de muchos


Quiero en este primer número hacer mención a este Club por lo que significó para mí y seguramente para muchos compañeros de varias generaciones.Desperté a mi adolescencia adoptando dos o tres “segundos hogares”, ya hablaremos de los otros (el Liceo y el Club Pelotaris),pero, ahora quiero hablar de lo que era “ la Unión” con sus bailes, sus recibos, su rincón juvenil (ambientado por nosotros mismos), sus cacerías y tanta cosa.
Detrás de casi todas estas actividades estaba la inventiva e hiperactividad de Don Luis Plada, un mago de la organización al que tanto le debemos muchos de nosotros.         
Basta recordar los imponentes bailes (oficiales, de carnaval, etc.), con  orquestas internacionales, nacionales y locales; a los que se sumaban cada domingo los recibos bailables,  con una o dos orquestas de San Carlos o ciudades vecinas que concitaban un fenómeno cultural irrepetible.
Fenómeno que convocaba a la asistencia desde Maldonado, Pan de Azúcar, Piriápolis y Rocha entre otras ciudades.
Fenómeno que generó la existencia de un mercado que justificó la prolífica creación de grupos, bandas u orquestas (como quieran llamarle), llegando San Carlos a tener 5 o 6 opciones como mínimo, a la hora de contratar artistas locales.Hagamos memoria y nos vendrán al recuerdo Los Baker’s, Los Monsters, Los Monjes, Constelación, The Peace Maker’s, Jugo de Naranja, el Quinteto de Tango, Millán 2515, Jabón en Polvo, La Banda de Sagitario, Los Deep, Kriga,  Barbizán y su orquesta, y de ciudades vecinas grupos como Manas, Fórmula 5, Los Hermanos del Silencio, Los Blazer, Trío Vanguardia, Mongo Trío y seguramente  me esté olvidando de algunas.
 
Capítulo aparte sería profundizar en los nombres de sus integrantes y su permanente evolución, porque no hay que olvidar que muchas de las que nombré no fueron contemporáneas sino que al cambiar de integración o proyecto también cambiaban de nombre. GRUPO ORQUESTAS CAROLINAS DE TODOS LOS TIEMPOS
          

Volviendo a los recuerdos de orquestas también nos vendrán a la cabeza  las veces que bailamos con grupos como el Sexteto Electrónico Moderno, Los Moonlights, Julio Frade y su banda, Cold Cofee, Dino con Los Moonlights o en un mismo baile tres orquestas de la Capital, a saber, Los Campos, Los Delfines y Los Killers, o las orquestas típicas como la orquesta de Puglia Pedroza o la de Donato Raciatti y dejo para el final al fenómeno de la época que fueron Los Iracundos que vinieron más de una vez.
          

Es también memorable como La Unión se daba el lujo de contratar para sus bailes a las orquestas de más renombre incluso a muchas de Argentina, como ser Los Náufragos, los Wawanco, Abracadabra, “Palito” Ortega, Trocha Angosta, etc., etc.          
Quien de nuestras generaciones, (los que ahora somos viejos de cincuenta y pico), no bailó en la Unión en esos bailes, quien alguna vez no se enamoró “hasta la patas” dijera el Sabalero, cuantos formamos allí las parejas que aún disfrutamos, con las que hemos vivido esta vida, hemos sido padres y ahora abuelos.

GRUPO Las cacerias de la Sociedad Union
          

Las ya nombradas Cacerías generaban la creación de equipos multigeneracionales, que trabajaban desde muchos días antes de la largada (algunos equipos se preparaban durante meses), reuniendo material, distribuyéndose roles y  confeccionando disfraces, y ¡ojo! que eran cacerías que implicaban recorrer el departamento, cumplir requisitos, salvar pruebas y responder interrogantes de mucho nivel. Esta fiesta duraba todo el día e involucraba a mucho más gente de la que sumaban los equipos, porque todos querían participar aunque fuera ayudando.
          

La Unión y como ya dije su alma mateur Don Luis Plada, le dieron a nuestra juventud, un espacio difícil de igualar, para la diversión, la interrelación  y el sano entretenimiento.
          

En lo personal estoy en deuda con La Unión porque cuando iba a cumplir 50 años y me entraron las ganas de festejarlos y no tenía un peso, la Directiva del momento accedió a prestarme los salones de alto, en un gesto que para mí resultó un hermoso regalo y que me permitió (junto a la actitud de viejos amigos y compañeros músicos que se arrimaron con sus instrumentos para recrear aquellos recibos de los que hoy hablaba), festejar a todo trapo y quedarme con un recuerdo imborrable.
          

Cuando me recibió la Directiva y escuchó mi pedido, yo les planteé (porque estaba y sigo estando seguro) que de lograrse lo que yo planeaba iba a quedar mucha gente con ganas de repetirlo y que entonces yo me iba a encargar de hacerlos socios.
          

Se juntaron varias cosas, problemas de salud me impidieron hacer la tarea prometida mientras el tema estaba caliente y luego por mil cosas se fue enfriando. 
Víctor Urrutia

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